Novena a la Inmaculada Concepción | Día 9⁰


NOVENA EN HONOR A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA.
(Según la forma que se Reza en Nicaragua)

En el último día de este piadoso novenario, el canto "Saber que eres mi Madre" cierra con una profunda reflexión sobre el amor maternal de la Virgen Santísima. Como la más tierna de las madres, Ella consuela nuestras penas y permanece a nuestro lado en las pruebas más difíciles. Este himno proclama la certeza de su cuidado constante, fuente de esperanza y fortaleza para todos sus hijos. Al entonar estas palabras, reafirmamos nuestra confianza en la protección y el amparo de María, seguros de que su amor nos sostendrá hasta alcanzar la gracia eterna.

SABER QUE ERES MI MADRE
 (Alejandro Vega  Matus -Repertorio Nicaragüense)

SABER QUE TÚ ME QUIERES, DULCÍSIMA MARÍA,
PRESENTE EL ALMA MÍA EN TU MEMORIA ESTÁ.
QUE TRISTE POR MÍ LLORAS SI CAIGO EN MI CAMINO
PUES TU FAVOR DIVINO JAMÁS ME FALTARÁ.

SABER QUE ERES MI MADRE, SABER QUE NO ME OLVIDAS,
QUE TODAS MIS HERIDAS TE CAUSAN AFLICCIÓN.
QUE SI EN EL MUNDO TODO ME CAUSA SIN SABORES,
ALIVIO EN MIS DOLORES SERÁ TU CORAZÓN.

ACÓGEME EN TUS BRAZOS SI ARRECIA LA TORMENTA,
NO QUIERAS QUE YO SIENTA QUE MENGUA TU QUERER.
SI ES TODA MI ESPERANZA SABER QUE TÚ ME QUIERES,
PUES SIENDO TÚ QUIÉN ERES, NO PUEDO PERECER.

Se empieza cada día de la Novena diciendo:

Por la señal de la Santa Cruz… Señor mío Jesucristo…

CANDOR DE LUZ ETERNA 
PREVENIDO EN EL GLORIOSO INSTANTE DE LA CONCEPCIÓN MÁS PURA DE LA REINA DE LOS ÁNGELES
Y DE LOS HOMBRES MARÍA SANTÍSIMA, SEÑORA NUESTRA

JACULATORIA

BENDITA SEA TU PUREZA
Y ETERNAMENTE LO SEA
PUES TODO UN DIOS SE RECREA
EN TAN GRACIOSA BELLEZA.
A TI CELESTIAL PRINCESA
VIRGEN SAGRADA MARÍA
YO TE OFREZCO EN ESTE DIA
ALMA, VIDA Y CORAZÓN.
MIRAME CON COMPASION,
NO ME DEJES MADRE MÍA. 

PREÁMBULO AL EJERCICIO Y NOTICIA
DE LO QUE SE HA DE HACER

Cinco mil doscientos años contaba ya el mundo y aún no había pasado esa larga y dilatada noche en que lloraron los siglos las desgracias de una inobediencia, escuchándose solo en su silenciosa lentitud, los suspiros de los Profetas y Patriarcas, por aquella deseada luz que había de poner término a todas las sombras que figuraban. ¿Cuándo? Preguntaban ansiosos: ¿Cuándo, ¡oh Custodio Sagrado de Israel! brillará este suspirado día? ¿En qué estado está la noche? Así aclamaban los antiguos Padres. Cuando veis aquí, ¡que dicha!, que brilló la deseada Aurora en la Concepción de Aquella, Alba risueña, alegre precursora del día claro de la gracia, que venía a dar la Luz inmortal del Verbo, para alumbrar a los que yacían sentados en la sombra de la muerte. Aquí, alma, deliciosamente naufraga en la alta mar de tantas luces, queda sola en el espacio estrecho de la admiración, pues gozas ahora, lo que tantos siglos desearon y no vieron; pues tienes en un instante lo que será asunto de la eternidad. Exclama pues, agradecida: ¡Oh Aurora de la Gracia!, ¡Oh Alba del mejor Día!, ¡Oh María!, si logrará ¡Oh Señora! darte mi amor en cada respiración y todas las alabanzas, que te dan los ángeles, aún quedará inquieta mi gratitud e insaciable el regocijo al contemplar que:

PARA DAR LUZ INMORTAL SIENDO VOS ALBA DEL DIA
R/. SOIS CONCEBIDA MARIA SIN PECADO ORIGINAL

ORACIÓN INICIAL 

¡Oh Reina Purísima de los ángeles y de los hombres! Mil gracias y alabanzas te damos porque a la puertas de la vida hallaste la dracma preciosa que perdimos todos en nuestro primer principio, hallando la gracia que te salió al encuentro ya la Divinidad que te esperaba en los umbrales de la naturaleza tomando tus potencias en el primer Instante de su ser, al nobilísimo objeto que las estrenó porque se creaban solo para Él. 

Te rogamos, Purísima Señora, que, pues no hubo en tu Purísima Concepción ser sin conocer a Dios, ni conocimiento sin amor ni amor sin merecimiento, nos concedas conocer a nuestro Buen Padre Dios para que conociéndole le amemos, amándole le poseamos y poseyéndole le gocemos por toda la eternidad. 
R/. AMEN.
(A continuación se reza todo lo correspondiente a cada día).

DÍA NOVENO Y ÚLTIMO

LECTURA BÍBLICA 
(Ecco. 24, 5-6.14.24.30-31)

Del libro del Eclesiástico:

Yo salí de la boca del Altísimo engendrada primero que existiese ninguna criatura. Yo hice nacer en los cielos la luz indeficiente y como nube cubrí toda la tierra. Desde el principio y antes de los siglos fui creada y no dejaré de existir en todos los siglos venideros. 

Yo soy la Madre del amor hermoso y del temor y de la ciencia y de la santa esperanza. En mi está toda la gracia para conocer el camino de la verdad; en mi toda esperanza de vida y de virtud. Vengan a mi todos los que me desean y sáciense de mis frutos. El que me escucha, jamás tendrá que avergonzarse; aquellos que se guían por mi, no pecarán. Los que me dan a conocer tendrán la vida eterna. 

Palabra de Dios. 
R/. Te alabamos, Señor.

CANCIÓN
(No se canta)

PUES PUDO ELEGIROS TAL,
QUIEN PARA MADRE OS QUERÍA,
Y EN SU PUREZA INFINITA
OS CREÓ EN GRACIA ESPECIAL.
MARÍA, FLOR VIRGINAL,
LIRIO CÁNDIDO Y REAL.

R/. SOIS CONCEBIDA MARÍA
SIN PECADO ORIGINAL

CONSIDERACIÓN 

Considera, alma, con las sabias palabras de San Agustín, que si el hombre pudiera elegir a su madre antes de nacer, sin duda escogería a la mujer más perfecta y más sublime, pues no sería sabio rechazar a una Reina celestial para elegir a una simple esclava. Pero mira, alma, cómo aquel Señor Omnipotente, que tiene en Sus manos toda la creación, al decidir hacerse hombre, no escoge sino lo más perfecto, lo más puro, lo más digno de Él. Al elegir a Su Madre, la más cándida flor de la humanidad, la más pura y santa de todas, no podría elegir otra que no fuera la Virgen María, la Inmaculada, la Madre que se alza como un lirio radiante entre las espinas del mundo. Pues en ese preciso instante, el Soberano Creador, que tiene como principio al Padre eterno, no podría haber elegido a otra mujer más que la más pura, la más perfecta, la más amada entre todas las criaturas. Ella fue la que, en su ser inmaculado, acogió al Hijo de Dios en su seno virginal, convirtiéndose en la Madre del Salvador, en la Madre de todos nosotros.

Considera el alma cómo, en Su divina sabiduría, el Señor, al encarnarse en el vientre virginal de la Virgen María, no solo da inicio a la redención del género humano, sino que, en Su amor infinito, ha puesto a esta Madre tan excelsa, tan venerabilísima, como nuestra guía, nuestra protectora, nuestra intercesora ante Dios. En su pureza y perfección, ella se convierte en el modelo sublime de toda virtud, el ejemplo para todos los que desean seguir a Cristo en santidad.

Saca de aquí, alma, una firme resolución, una llama ardiente en tu corazón, que te impulse a abrazarte con devoción a la Madre Inmaculada, a la Virgen Purísima, quien, en su candidez, fue escogida para ser la esclava amorosa de su Divino Hijo. ¡Oh María, cándida flor, Virgen Santísima! Que tu pureza inmaculada nos inspire a vivir ardientemente en amor y devoción, a amarte como Madre y a servirte como devoto, a ofrecerte nuestro corazón y nuestra vida, a fin de que podamos ser dignos de escuchar, en la gloria celestial, tus alabanzas al Creador, y vivir para siempre en tu amor eterno. Amén.

Consideremos ahora, alma, la solemne verdad que ha sido definida por el Romano Pontífice, Vicario de Jesucristo, quien, con la autoridad de Cristo y de los Santos Apóstoles, proclamó con firmeza e infalibilidad la Inmaculada Concepción de la Virgen María. En palabras que resuenan con la grandeza de nuestra fe, el Papa declaró: 

«Para honra de la Santísima Trinidad, para gloria de la Virgen María, Madre de Dios, para alegría de la Iglesia Católica y aumento de la Religión Cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la Nuestra, declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios y, de consiguiente, debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada Inmune de toda mancha de culpa original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano».

¡Oh, cuán grande es la verdad de nuestra fe! En la Virgen María, cándida azucena que florece en la huerta de la humanidad, se muestra la pureza y la perfección que sólo Dios, en Su misericordia infinita, pudo haber creado. Que esta verdad, tan sublime, despierte en nosotros un amor filial inquebrantable hacia la Inmaculada, nuestra Madre Purísima, y nos impulse a vivir como hijos dignos de tal gracia.

Que este amor hacia Ella, la más amada entre todas las mujeres, nos conduzca a la amistad más profunda con Su Hijo, Jesucristo, el Salvador, quien nos redimió por medio de Su sacrificio. Que el cariño y la devoción a nuestra Madre Inmaculada nos lleve a la reconciliación con nuestros prójimos, fomentando en nuestros corazones una paz profunda y un ardiente deseo de trabajar por el bien de todos, como ella lo hizo con su amor maternal.

Procuremos, alma, con todo nuestro ser, imitar la pureza, la obediencia y el amor incondicional que María Santísima vivió a lo largo de su vida. Como la cándida flor que es, María nos muestra el camino hacia la santidad. Siguiendo su ejemplo, que nuestra vida se convierta en un reflejo de su amor a Dios y a los demás, y que, al final de nuestra peregrinación por este mundo, podamos gozar eternamente de Su amor en la gloria celestial.

PETICIÓN
(Se canta después del Rosario, o después de la Consideración, sino se reza el Rosario)

Escuchad oh tierna madre
de tus hijos el clamor.
Te pedimos nos protejas
con tu manto Salvador.

Pobre el hombre que no alcanza
Tu Divina Protección
y tu nombre no ha grabado
en su pobre corazón.


LAS TRES AVES MARÍAS
(Se rezan o cantan diariamente después de la de la Petición).

Oh Señora mía, Santa María, así como Dios Padre por su omnipotencia te hizo potentísima, así y te suplico que me asistas en mi muerte expeliendo’ y quitando todo lo que me fuera contrario.

DIOS TE SALVE MARÍA, LLENA ERES DE GRACIA. EL SEÑOR ES CONTIGO Y BENDITA TÚ ERES Y BENDITA, BENDITA ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES Y BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIENTRE JESÚS.

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS, LOS PECADORES, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE, AMÉN JESÚS.

Oh Señora mía, Santa María, así como tu Hijo Santísimo se digno darte tanta claridad y conocimiento de suerte que alumbras al cielo con tus luces, así yo te suplico que en la hora de mi muerte alumbres e ilumines mi alma con el verdadero conocimiento de la fe corroborándola de suerte que no la manche alguna Ignorancia o error. 

DIOS TE SALVE MARÍA, LLENA ERES DE GRACIA, EL SEÑOR ES CONTIGO, Y BENDITA TÚ ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES Y BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIENTRE JESÚS, ¡JESÚS! DE TU VIENTRE JESÚS

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS, LOS PECADORES, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE, AMÉN JESÚS.

Oh Señora mía, Santa María, así como el Espíritu Santo, con su amor, a Ti lo Infundió totalmente, así te suplico que te dignes darme para la hora de mi muerte la dulcedumbre del amor divino con la cual toda cosa amarga me sea suavísima. 

DIOS TE SALVE, LLENA DE GRACIA EL SEÑOR ES CONTIGO. DIOS TE SALVE DE LAS CRIATURAS, LA MÁS BENDITA ERES MARÍA. ENTRE TODAS LAS MUJERES ¡Y BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIENTRE JESÚS!

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS, LOS PECADORES, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE, AMÉN JESÚS.
(A continuación reza la Oración del día)

ORACIÓN DEL DIA NOVENO

¡Oh, Dios infinitamente poderoso, amante y sabio, que, pudiendo hacer ostentación gloriosa de vuestros divinos atributos, elegiste hacer en María Santísima una manifestación sublime de vuestra gloria! Hiciste que ella fuese la más hermosa, la más limpia y la más perfecta entre las criaturas, reflejo puro de vuestra bondad infinita. ¡Qué maravilla es contemplar cómo, con vuestra infinita sabiduría y amor, formaste a la Virgen María como la más cándida flor, la azucena inmaculada, la Madre y Reina de todas las virtudes!

Yo os suplico, Señor, con todas las fuerzas de mi corazón, que me consumas en un amor ardiente hacia María Santísima, mi Señora, mi Virgen purísima. Que, en mi ardor por servirla, me sienta envuelto en su maternidad y abrazado por su amor maternal. Que mi vida entera se consagre a contemplar sus inmaculadas perfecciones, hasta que en la eternidad de vuestra gloria pueda daros gracias por tan perfecta obra. Que mis pensamientos, mis palabras y mis acciones se conviertan en un himno de alabanza y gratitud por el inmenso don de la Madre de Dios.

Señor Jesucristo, Tú que, en tu infinita sabiduría y amor, elegiste para Madre a la más hermosa, limpia y perfecta de todas las criaturas, te suplicamos que nos concedas el don de un amor sincero y profundo hacia María Santísima. Que su pureza y su ejemplo nos inspiren a vivir en virtud, a seguir sus pasos de obediencia y servicio, y a amarla y servirla con todo nuestro ser, imitando su fidelidad y devoción. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

℟. Amén. 

JACULATORIA

La jaculatoria de este día será: ¡QUE PODAMOS ALABARTE, VIRGEN SAGRADA Y QUE SEAMOS FUERTES CONTRA EL PECADO!
(Los fieles repiten la Jaculatoria 3 veces)

Palabras de nuestra Santa Madre Iglesia que diciéndolas a una imagen de María Santísima, Nuestra Señora, su mariano doctor Escoto, con suma dignación aceptando sus deseos, le inclinó la cabeza y le dió luz para defender lo que es el nombre de Escoto y lo que demuestra esta última.
(Al terminar cada día se reza la Oración Final)

SEGUNDA CANCIÓN DEL DÍA
(No se canta)

CUANDO ESCOTO EN CONFERENCIAS
DEFIENDE AQUELLA OPINIÓN
FUNDADA EN BUENA RAZÓN
CON LUGARES Y SENTENCIAS,
VOS AUXILIAS LA VERDAD
CON AUXILIO DIVINAL

R/. SOIS CONCEBIDA MARÍA
SIN PECADO ORIGINAL

Oración a la Virgen Santísima
(Se hace al terminar el último día de la Novena)

Oh Señora y Madre Nuestra, al terminar el rezo de esta Novena a tu Inmaculada Concepción, consagramos hoy nuestra familia y nuestro hogar. Ya que somos tuyos, Madre de Bondad, guárdanos y defiéndenos de toda adversidad y pecado. Reina en nuestra casa y en toda Nicaragua, Oh Clementísima, oh Piadosa, oh Dulce Virgen María. 
℟. Amén. 

(Se puede rezar también la siguiente oración)
Acordaos, Oh Piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y tu socorro, haya sido abandonado por Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, Virgen de las Vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a presentarme ante Vos.

No desoigas, Madre de Dios, mis súplicas, antes bien, incline hacia ellas tus oídos y atiéndelas favorablemente.
℟. Amén. 

ORACIÓN FINAL

Bendita y alabada sea la sacrosanta e individua Trinidad de nuestro Gran Dios y Señor, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, en quien creemos, a quien amamos, y de quien esperamos el perdón de nuestras culpas y la salvación eterna de nuestras almas, por su infinita misericordia. Bendita sea, porque creo a Nuestra Señora, la siempre virgen María, exenta, pura y limpia de toda culpa original, en el primer instante de su ser natural.
R/. Amén. Jesús, María y José.

ALABADO FINAL
(Anónimo - Repertorio Nicaragüense)

ALABADO SEA EL SANTÍSIMO
SACRAMENTO DEL ALTAR
Y MARÍA CONCEBIDA
SIN PECADO ORIGINAL. (3 VECES)

ALABEMOS A LA REINA,
DE LA CORTE CELESTIAL,
QUE ES MARÍA CONCEBIDA
SIN PECADO ORIGINAL.

Y LOS ÁNGELES DEL CIELO
CANTAN HOY CON ALEGRÍA
Y NOSOTROS EN LA TIERRA,
ALABAMOS A MARÍA.

DÉMOSLE AL CONTRARIO GUERRA
CANTANDO CON ALEGRÍA,
¡VIVA EN LOS CIELOS Y TIERRA
LA CONCEPCIÓN DE MARÍA!

AMÉN, JESÚS Y MARÍA,
SAN JOSÉ ES MI COMPAÑÍA,
PUES MARÍA ES MI ABOGADA,
HASTA EN LA ÚLTIMA AGONÍA.

¿QUIÉN CAUSA TANTA ALEGRÍA?
¡LA CONCEPCIÓN DE MARÍA!
¡VIVA LA CONCEPCIÓN DE MARÍA!
¡VIVA, VIVA, VIVA!


Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente